Si te encuentras en una situación en la que tienes que trabajar desde casa y sólo sales con la frecuencia necesaria, surge la pregunta: ¿merece la pena ducharse todos los días? Al fin y al cabo, los contaminantes externos te tocan lo mínimo, no tanto como antes.
Todavía no hay consenso en los círculos médicos sobre el efecto de los rituales acuosos en la piel. La mayoría de los médicos opinan que los factores individuales desempeñan un papel muy importante. Tal y como se describe en https://nolimitway.com/, estos factores incluyen la época del año, las condiciones climáticas, la ocupación, el nivel de ejercicio y el tipo de piel.
Durante la temporada de calefacción, por ejemplo, se produce una reducción crítica de la humedad del aire ambiente, que afecta negativamente a la piel, haciéndola más seca y sensible. Según las recomendaciones de los dermatólogos, en este momento está indicado ducharse o bañarse como máximo una vez cada dos días, o preferiblemente dos veces por semana. El agua caliente será inadecuada; la temperatura debe reducirse y la ducha no debe durar más de 3-4 minutos.
No es necesario secar la piel con una toalla, pero es mejor secar delicadamente el exceso de humedad y aplicar una crema hidratante en el cuerpo.
La situación es muy diferente cuando hace calor: la gente suda mucho y las duchas diarias se convierten en una necesidad vital. De lo contrario, la piel se obstruirá y pueden aparecer diversas erupciones y olores desagradables.
¿Cómo se calcula cuándo hay que ducharse? Presta atención a tu espejo: si está demasiado seco, es que has estado bajo chorros muy calientes durante mucho tiempo.
Si te aíslas del mundo por una enfermedad, una pandemia o un trabajo lejano, no necesitarás lavarte tan a menudo. Rara vez sales, no usas el transporte público, esto te da derecho a no visitar el baño todos los días. En estas condiciones, un adulto puede permitirse el lujo de aclararse dos o tres veces por semana.
Durante un periodo de autoaislamiento, es aconsejable ducharse a diario en algunos casos: